Tras eliminar a las dos primeras personas de su particular lista de la muerte, la Mamba Negra, también conocida como La Novia y como Beatriz Kiddo, continúa con sus dos siguiente objetivos: Budd y Elle Driver, antes de enfrentarse a su último rival y completar su principal objetivo: Matar a Bill.

Este segundo volumen de Kill Bill no puede entenderse sin el primero. Pero tranquilos, al principio la propia Uma Thurman nos hace un pequeño resumen de la historia y lo primero que vemos es lo sucedido durante la malograda boda, algo que aunque sabíamos lo ocurrido, no se nos contaba en la primera. Aquí se nos detalla con pelos y señales.

De nuevo la película tiene una gran fuerza visual y se emplean diferentes formatos (blanco y negro, montajes paralelos, etc.), así como los saltos temporales que tanto le gustan al director y de los que ya dio muestran en sus anteriores trabajos, sobre todo en Pulp Fiction. Esta segunda parte se parece más al cine de Tarantino, mezclando las fuertes dosis de violencia con diálogos ingeniosos (con frases como esta: “No eres una mala persona. Eres mi persona favorita. Pero de vez en cuando eres una auténtica zorra”, muy Tarantiniana) y disquisiciones sobre temas variados. Destaca el estudio sobre Superman, un héroe que al contrario que los demás, nació siendo Superman y su disfraz es el de Clark Kent.

Por fin vemos a Bill, genial David Carradine (tercero en discordia para el papel después de Warren Beaty y Kevin Costner, según dicen las malas lenguas) que es el centro de la historia y el destino final de La Novia y aparece Michael Madsen dando vida a un vulgar chulo de motel de carretera, que aún así se las gasta buenas. Esa parte de la película tiene el estilo de los viejos spaghetti westerns, incluso en la música que acompaña. Las escenas del viejo maestro que enseña artes marciales a Uma, sin embargo, tienen el mismo aspecto que las clásicas películas orientales de karatekas, incluso a ratos parece parodiarlas.

Una de las mejores escenas es la de “La Novia” enterrada viva. Espectacular y muy muy agobiante porque es uno de los más típicos miedos: que te entierren vivo. También destacaría la lucha de las 2 chicas en la caravana, llena de acción, porrazos e incluso humor con final inesperado y sorprendente. La escena de cuando se da cuenta del embarazo es de lo más subjetiva y supongo que también muy femenina.

A los actores que repiten con Tarantino, de películas anteriores se le suma en esta segunda parte Samuel L. Jackson (Pulp Fiction) con un pequeño papel de pianista que pasa casi desapercibido.

La música, como no, siempre presente. Incluso hay un poquito de flamenco cuando va a México (¿?) o canciones típicas del spaghetti western de Morricone.

Al estilo Tarantino al final se hace un repaso en imágenes de todos los personajes y los actores que las interpretan, dejando para el final a Uma Thurman como la madre, pienso que en homenaje a su por entonces recién estrenada maternidad. Los títulos de crédito en formato clásico están muy bien.

Dura dos horas y cuarto, lo que sumado a la duración de la primera parte nos da una serie completa de 4 horas de duración.