LA JOVEN DE LA PERLA (GIRL WITH A PEARL EARRING – Peter Webber – 2003)


Esta película es la adaptación de la novela de Tracy Chevalier del mismo nombre, que a su vez se basa en un cuadro de Johannes Veermer, también del mismo nombre. Con todos estos precedentes la película ha de transpirar arte por todos sus poros y así es. Durante el metraje podemos observar diversos cuadros del pintor holandés. La fotografía del portugués Eduardo Sierra es simplemente deslumbrante y ayuda a darle ese toque pictórico. Es como ver un cuadro en movimiento. Hay que destacar la poca luz artificial con la que parece haberse rodado. Hay muchos interiores que se ven iluminados únicamente por los ventanales exteriores. La banda sonora acompaña a la historia de forma sutil.

Como digo el principal leitmotiv de la trama es el cuadro conocido como La Joven de la Perla, o La Gioconda del Norte. Para ser más exactos no es el cuadro sino la chica que lo inspira la que lleva el peso de la historia a mediados del siglo XVII. Esta joven se llama Griet y entra a servir en la casa del pintor, que pasa por una pequeña crisis (sólo pintó 35 cuadros en su vida, así que su ritmo nunca fue muy rápido, similar al de tener hijos, ya que tuvo 14). La relación entre el pintor y la reprimida sirvienta va ganando en intensidad al ir ella descubriendo su pasión por la pintura y él encontrar la inspiración tan perseguida. Pero esto no gustará a la mujer del pintor ni a la hija, que intentarán hacer la vida imposible a la joven Griet.

El director es un debutante, Peter Webber, que sin embargo ha contado con un reparto de lujo. La chica es Scarlett Johansson, una joven neoyorkina que ha conseguido varios premios con esta película y la dirigida por Sofia Coppola Lost in Translation estrenadas casi a la vez. Vermeer es interpretado por Colin Firth, otro actor de actualidad con trabajos como El diario de Briges Jones. Ambos son los protagonistas absolutos del film y mantienen una historia entre el placer y el trabajo ya que ambos disfrutan con la pintura y su respectiva compañía a la vez que cumplen con sus labores, ella domésticas y él maritales. Johansson recrea a una joven inexperta a la que le asusta separarse de su familia, reprimida por su baja condición social pero con un deseo de saber que gracias al pintor se ve satisfecho. No sale muy favorecida pues siempre lleva una cofia que reduce su belleza. Firth, al que le han puesto un pelucón un tanto desfavorecedor también, aparece muy serio y metido en su trabajo y consigue transmitir esa sensación de sentir algo más por su sirvienta que no puede llevar a buen término. Destacan los primerísimos planos de los protagonistas que nos dicen mucho más con esas expresiones del rostro que con palabras.

Del resto del reparto quiero destacar a Cillian Murphy, que interpreta al novio de Griet. Es un prometedor actor al que se pudo ver en 28 días después y que ahora podremos disfrutar también en la multinominada Cold Mountain y en Intermission, una película irlandesa (como él) de vidas cruzadas con Colin Farrell en la que interpreta a un joven de buen corazón que se ve metido en líos.

En la parte negativa de esta película hay que decir que resulta un poco lenta. Mirando un cuadro se pueden pasar horas sin moverse y esta película viene a significar esto mismo recreándose en la historia y mostrándonos como transcurren los hechos que dan lugar a la magnífica obra que da título al film. Además no hay que obviar que es una película de época y tiene las características de recreación y acción de este género, que no a todo el mundo le gusta.

Scarlett Johansson es una actriz de moda en el cine y no me puedo contener para hablar un poco más de ella. Simultáneamente a esta ha estrenado otra película, Lost in Translation y yo he visto bastantes paralelismos entre ambas. En las dos Scarlett interpreta a una chica joven fuera de su ambiente natural por motivos no deseados. En las dos se cruza con un hombre maduro que está de vuelta en la vida pero que tiene por motivos diferentes al de ella la misma sensación de falta de plenitud en su vida. Tanto ella como él tienen otras relaciones fuera de esta a las que se entregan a su manera pese a no ser felices y que no luchan por romper, sino que pasan por momentos a un segundo plano sin ser ni mucho menos olvidadas. La relación entre la joven y el hombre mayor no llega a consumarse físicamente, pero sí en una forma que podríamos llamar metafísica o sentimental y con una intensidad mucho mayor. La conclusión final es que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible y todo queda como un bonito (o no) recuerdo y una experiencia en límite de la infidelidad.


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